Fecundación In Vitro y Justicia Social
por: Luis Felipe Dobles
En el marco de las democracias liberales sustentadas en un Estado de Derecho la justicia social surge con los avances en materia de inclusión social en todas sus esferas, incluidos los derechos reproductivos y sexuales. El concepto de justicia social cobra sentido precisamente ante las desigualdades que enfrentan las personas debido a las particularidades de su existencia social y biológica. Aún cuando nos encontremos en situaciones sociales, económicas ó biológicas distintas la defensa del derecho a la libertar y a la igualdad debe fundarse en el reconocimiento de nuestra dignidad, la cual debe estar asegurada y jamás sujeta a regateos ni a cálculos de naturaleza política.
La batalla jurídica y política para normar la técnica de Fecundación In Vitro (FIV) en Costa Rica es un claro ejemplo. La FIV es un tratamiento médico para la esterilidad que se utiliza cuando otros métodos de reproducción asistida no han tenido éxito, implica la última alternativa de fecundación asistida de óvulos con el fin de crear una vida humana. Es por ende fundamental para tutelar el derecho a la autodeterminación reproductiva, el derecho a fundar una familia y el respeto a la dignidad humana de aquellas parejas que no pueden concebir de forma natural, es por lo tanto además connatural al acceso al derecho fundamental a la salud.
Luego de una sentencia emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el año 2012, Costa Rica está obligada a reconocer la FIV como un mecanismo de tutela de los derechos humanos y debe legislar efectivamente para que los y las costarricenses puedan acceder a este tratamiento de forma segura.
En la actualidad la oposición a la regulación legal a la FIV proviene de políticos que defienden ideologías religiosas. Esta circunstancia tiene precedentes fuera de la Asamblea Legislativa, recordemos cómo el 2000 la Iglesia Católica ejerció presión sobre la conciencia de los magistrados de la Sala Constitucional para que declararan inconstitucional el procedimiento de la FIV argumentando que los óvulos estaban por encima del derecho de las mujeres y sus parejas a procrear. En el 2010 el Papa Benedicto XVI pidió públicamente a la entonces presidenta, Laura Chinchilla, que desistiera de esta iniciativa argumentando que todo ovulo fecundando constituía una vida humana. Es un tema recurrente en los púlpitos de iglesias católicas y evangélicas, motivo de marchas coordinadas por organizaciones religiosas y parte de los temas que utilizan los partidos religiosos en época electoral para apelar al electorado.
Dada la influencia de los líderes religiosos en la visión de mundo de las personas no es de extrañar que un estudio publicado en abril del 2011 por el Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional en Costa Rica, demostrara que cuanto mayor es la religiosidad de las personas entrevistadas más grande era su oposición a la FIV.
Por ello es que hay que defender la separación de la Iglesia y el Estado en todos aquellos temas sujetos al debate político-legislativo que afectan el ámbito de dignidad y de libertad de las personas. Vivimos en sociedad plurales, en donde la moral religiosa convive con la moral laica, por ello ejercer presión moral utilizando la fe y la religiosidad sobre las personas atenta contra la libertad de conciencia y se convierten un mecanismo indebido de presión política.
La oposición a la fecundación in vitro por motivos religiosos debe ser comprendida como la respuesta de un grupo de interés político que ve en el avance de corrientes de pluralismo político y cultural una amenaza latente a su posición en la jerarquía social.
Lamentablemente la defensa de la moral cristiana en temas de salud reproductiva, identidad sexual y la constitución de la familia con frecuencia coincide con la defensa de reductos de exclusión social argumentando razones morales de orden superior, que no son otra cosa que obstáculos al desarrollo de la plena potencialidad de comunidades humanas justas e inclusivas.
Cuando los temas pertinentes a la promoción de la justicia social se manifiestan como conflictos políticos es precisamente porque se refieren a situaciones donde no se cumplen condiciones de acceso a oportunidades y al bienestar, es un llamado a reconocer que aún vivimos en una comunidad desigual e injusta. Son esas injusticias las que dan cuenta de la brecha entre la realidad en la que vivimos y el ideal social al cual aspiramos. ¿Cuál es nuestro ideal social en Costa Rica? Tal vez sea hora de replantear la sociedad en la cual deseamos vivir. No podemos separar la noción de justicia social del ideal social al cuál aspiramos.
La influencia del pensamiento religioso en sociedad plurales donde conviven en armonía distintas concepciones de la moralidad refleja el lado oscuro de la “política de la identidad“. En el caso de la FIV debemos interpretar que un grupo de interés religioso busca imponer el sello de sus creencias personales sobre las parejas que requieren de la FIV para tratar sus problemas de infertilidad, se les niega, por motivos religiosos, la posibilidad de alcanzar por medios clínicos probados y disponibles la concepción de la vida y formar así una familia, es una posición que atenta contra la dignidad humana, contra los derechos humanos y contra el Estado de Derecho. La influencia religiosa sobre temas de derechos humanos representa la defensa de una visión “no-universal” de la dignidad humana, atenta contra la existencia social pacifica y tolerante dado que rechaza la posibilidad de lograr un régimen jurídico que sustente la convivencia humana desde los principios de la inclusión y la justicia social.